Si desde esta primera película Godard quedó atrapado en el carisma de uno de sus actores fetiche Jean Paul Belmondo, en la multipremiada Alphaville (1965) encontraremos a otra de sus eternas musas, la actriz Anna Karina, en su inolvidable rol en ese mundo distópico en el que las emociones, los sentimientos y hasta las palabras están prohibidas.
Ese mismo año, estrenaba Godard una película completamente diferente, Pierrot le fou, de nuevo una historia de amor apasionado y peligroso, en medio, siempre, de esa búsqueda formal y estilística que mantuvieron al director francés en la vanguardia permanente.
Esta retrospectiva del Godard de los 60, se cierra en plena efervescencia ideológica y activista del París pre Mayo del 68, con el grupo de jóvenes radicales dispuesto a cambiar el mundo en La Chinoise (1967).
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