ADJETIVOS A FLOR DE LABIOS E IMAGINARIOS SOBRE EL HUILA
Por OLMEDO POLANCO, profesor Universidad Surcolombiana
Todos’, es un adjetivo indefinido que no precisa la cantidad ni el nombre al que acompaña y que tampoco describe al sustantivo. ‘Grande’, otro adjetivo que refiere tamaño. Finalmente, ‘Juntos’, un adjetivo que expresa cercanía y ‘Podemos’, un verbo en presente indicativo, están en boca de dos candidatos y una candidata a la Gobernación del Huila.
Creí, ingenuamente, que Lara vendría a ‘reparar’ el rostro apedreado de su padre Rodrigo en el barrio Santa Inés. El médico anda por entre los pueblos de la región proponiendo “Un Huila para todos”. Entretanto, Villalba, de rostro rígido, apenas mueve los labios para ofrecer un “Huila grande”. La conservadora Sandra Milena Hernández Rincón, hija de un patriarca liberal sureño y cafetero, asegura que “Juntos podemos”.
Las frases, sugeridas por el marketing político y que buscan los votos necesarios para llegar a la Gobernación del Huila, se fijan en impresos, están en las agendas audiovisuales de los medios contemporáneos y circulan entre los espacios públicos. Ellos y ella representan la política tradicional de la región. Sobre los lenguajes de los políticos ‘no tradicionales’ y de la izquierda, hablaremos luego.
La herencia conservadora
De acuerdo con Teun A. van Dijk, controlar el discurso es una primera forma de poder mayor. La segunda forma, controlar las mentes de la gente. Un medio fundamental para reproducir el dominio y la hegemonía. (Anthropos. No. 186. Barcelona. Septiembre-octubre de 1999. Pág. 28).
Acudir a las emociones de los electores, sobre todo a la fe católica y al patriotismo, ha hecho parte del discurso conservador. Refiero los años de crisis de gobernabilidad para Laureano Eleuterio Gómez Castro (Bogotá, 20 de febrero de 1889 – 13 de julio de 1965). “Bien sabemos que vuestro patriotismo es acendrado, pero no obstante, nos ha parecido conveniente recordaros vuestro deber de católicos al respecto”. La dirigencia ‘goda’ pedía consideración y paciencia porque Laureano, reconocido como ‘Hombre tempestad’, ‘El Monstruo’ o ‘El Basilisco’, no había alcanzado a cumplir sus promesas de campaña: “Sabemos que entre vosotros no habrá las incomprensiones de los que critican a los gobiernos porque no han podido realizar todas las obras que se les reclaman, o porque no han podido darles empleo a todos, o porque todavía hay pobreza y grandes necesidades; hablar así sería suprema necedad; sólo los que carecen de sentido común o de honradez se pueden expresar así”. (Notaría primera de Garzón. Acción Conservadora. Circular No. 78. Garzón, 21 de febrero de 1953. Pág. 1). El llamado del periódico conservador incluía en su retórica la administración del presidente designado Roberto Urdaneta Arbeláez, porque a Laureano ‘le fallaba’ el corazón.

Tiempos idos
El Huila se manifestaba a través de lentos y complejos procesos sociales, culturales y políticos entre la tradición y las modernas formas de la economía. En 1959, según el Anuario General de Estadística, la región registraba menos de 900 establecimientos manufactureros que a duras penas respondían por la demanda interna. La producción tenía niveles muy bajos y por ende, era escaso el número de personas empleadas. (Archivo Histórico del Tolima. Anuario General de Estadística 1959. Imprenta Nacional., Pág. 401).
Aunque Acción Conservadora, publicación, con sede en Garzón y de circulación quincenal, había acudido en su discurso impreso a la paciencia de la feligresía, el problema de la pobreza seguía latente en las narrativas políticas y empresariales. La pobreza aumentó entre la década de los años 50 y los 60’s. La región seguía retrasada y poco intervenida con políticas económicas para enfrentar el desempleo. A propósito, en 1968 un grupo de empresarios “…empeñados en derrotar el individualismo propio del huilense y decididos a sacudir las cosas, en un contorno aletargado, tímido y perezoso…”, crearon la Asociación Colombiana de Pequeños Industriales, seccional Neiva”. Los arriesgados opitas caracterizaron la economía regional como “muy débil y casi pastoril”. (Cámara de Comercio de Neiva, Acopi, Neiva, Expohuila-87, Pág. 12). La región era una de las de menor capacidad eléctrica en Colombia, que a decir de los expertos se convertía en “… uno de los principales motivos para el retardo en la inversión de capitales destinados a la industrialización y montaje de fábricas” (Archivo Histórico del Tolima. Anuario Estadístico, Neiva, 1969, pág. 5.)
Ahora bien, mientras los empresarios adjetivaron como aletargados, tímidos y perezosos a los habitantes de la región, el gobernador Gustavo Salazar Tapiero acudía a la honradez propia del huilense. En efecto, dijo que no obstante el contexto de violencia bipartidista, estaba en capacidad de afirmar que en la región se habían aplicado los derechos constitucionales para el libre ejercicio de la política partidista. (Archivo Histórico del Tolima. Un año de gobierno 1950-1951. Informes de las labores desarrolladas en los departamentos y territorios nacionales del 7 de agosto de 1950 al 7 de agosto de 1951. Segundo tomo. Bogotá, Imprenta Nacional, Pág. 197). Sumado a lo anterior, el mandatario seccional afirmó que los sectarismos resentidos y envenenados provenientes de la capital, tendrían escasos seguidores en la tierra de Rojas Garrido y de José Eustasio Rivera. “Cuandoquiera que intenten subvertir el orden constitucional o cometer actos de inhumana crueldad, recibirán el rechazo más rotundo de sus moradores honestos y valientes” (pág. 199). Años después, Acción Conservadora reforzaría el imaginario sobre la región en los siguientes términos: “Para con el gobierno actual sería suficiente motivo de gratitud el valor con que han sabido aniquilar las fuerzas del averno personificadas en el bandolerismo, y devolverle a la Nación la paz y la tranquilidad”.
A manera de síntesis, la población huilense de la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por estar integrada por una sociedad de mayoría rural y lejana de la modernidad. De estructuras industriales débiles y por la acumulación de grandes extensiones de tierras en manos de pocas personas (terratenientes). En asuntos culturales, sus habitantes se relacionaban bajo los principios clericales indicados desde la Regeneración y las políticas anticomunistas de los años 30.
La propuesta de la radio informativa
En 1969, el periodista Gustavo Hernández Riveros trabajaba para el programa Antena Comunal, financiado por la Industria Licorera del Huila. El magazín permitía en su continuidad desarrollar temas dirigidos a una audiencia general y adulta, interesada en los procesos comunitarios locales y su relación con el gobierno de la ciudad. El programa estaba amenizado por lo que el libretista llamaba “estaciones o descansos musicales”, que se cumplían con canciones colombianas, especialmente del maestro Jorge Villamil Cordovez, de los duetos de música andina: Emeterio y Felipe (Los Tolimenses), Espinosa y Bedoya, Garzón y Collazos, y la Estudiantina Colombia. Un libreto nos da la noción sobre el estilo del programa: “El Huila, tierra generosa en donde lo mismo se ha hecho conciencia de solidaridad comunitaria, buscando bajo un mismo fraternal propósito y las mismas esperanzas redentoras, ha forjado uno de los capítulos más interesantes de la historia folclórica, y ha sido prolífico por ello precisamente en estampas de acentuado sabor regional”. (Hernández Riveros, Gustavo. Archivo personal. Libreto de la sección Atalaya, comentario del periodista Rodrigo Linares. Neiva, 8 de julio de 1959).

El lenguaje de los liberales
A propósito, en la alocución televisada del presidente Carlos Lleras Restrepo, en la noche del 8 de mayo de Bogotá, consideró que una de las características del movimiento de Transformación Nacional y de su gobierno era la acción de “…movilizar a la opinión pública colombiana alrededor de ciertas ideas, sentimientos y programas de acción”. Según el mandatario, los liberales peregrinaban por todo el país y predicaban en lenguaje sencillo. (Lleras Restrepo, Carlos. Mensaje presidencial. Un gobierno en comunicación con el pueblo. Tomo IV. Anexo segundo. Volumen 1. Acción sobre el pueblo. Bogotá, 1970. Pág. 282).
En este tiempo que corre, la retórica de las propuestas políticas buscará impactar las conciencias del electorado. El domingo de elecciones uno de los discurso adjetivados deberá pasar de la promesa del marketing a la acción política.