Sábado, 01 Julio 2023 10:47

ENTRE LO SAGRADO Y LO PROFANO

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Las celebraciones colectivas en mitad de año transitan entre la devoción religiosa y la lujuria mundana. A pesar de la violencia bipartidista, el goce está en el centro de los rituales fiesteros.

OLMEDO POLANCO

Las fiestas de mitad de año tienen raíces profundas en las concepciones religiosas que heredamos de España en periodos de Conquista y Colonia. Por ejemplo, degollar al gallo y ver correr su sangre en los días de San Juan y San Pedro constituía un acto simbólico. El historiador Gabriel Giraldo, citado por el antropólogo Héctor Llanos Vargas, afirma que “En la tradición española, que fue enraizada en América, el gallo fue sacrificado en las fiestas populares por haber sido asociado a la lascivia -Deseo y actividad sexual exacerbados. Explicación al margen- y simbólicamente a la triple negación del apóstol Pedro”. (En el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo: adoctrinamiento de indígenas y religiosidades populares en el Nuevo Reino de Granada (siglos XVI-XVIII) (pp. 177-185). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia).

Las fiestas de San Pedro son mundanas. La espiritualidad de las fiestas religiosas, especialmente de Semana Santa, se mantiene gracias a la abstinencia de carne. “…originalmente las carnestolendas eran una insistencia en la abstinencia de la carnalidad del mundo, especialmente durante el tiempo de la Cuaresma. En este tiempo los fieles dejaban de comer carne y seguían el precepto del profeta Joel” (González Pérez, Marcos. (2005). Carnestolendas y Carnavales en Santa Fe y Bogotá (pp. 81-88). Bogotá: Visuales DAR). La cita religiosa indica lo siguiente: “Salga de su cama el esposo y la esposa de su tálamo”. Hace referencia al lecho conyugal. El historiador Pérez González afirma que los gallos eran retirados de la presencia humana porque representaban la lujuria, en especial durante la Cuaresma.

Entre lo sagrado y lo profano 7 1 julio, 2023
La figura del demonio hace parte del folclor. Se encarga de imponer el orden en los desfiles populares.

Fiestas populares

Las administraciones municipales, organizadoras de las fiestas de junio, acostumbraban instalar marcos en guadua en lugares estratégicos de las cabalgatas. Dos postes enterrados en los extremos de la calle se levantaban con alturas hasta de cinco metros. Del travesaño colgaba una polea por donde pasaba el lazo que sostenía en su extremo un gallo amarrado por las extremidades. Un hombre apostado al lado de la estructura, tensaba o aflojaba el lazo para provocar la agilidad del jinete. El chalán, apoyado en los estribos, estiraba sus brazos para agarrar el premio. A veces, pescuezo y cabeza del ave terminaban en manos del caballista. En tanto el resto del animal seguía colgando, la sangre derramada hacía parte del espectáculo callejero.

El gallo sacrificado y la sangre humana

El domingo 4 de mayo de 1958 hubo elecciones presidenciales en Colombia. El liberal Alberto Lleras Camargo fue elegido como el primer presidente del Frente Nacional. Según el ministro de Gobierno, Guillermo Amaya Ramírez, en el informe presentado al Congreso de la República, 3.198 muertes violentas ocurrieron entre enero de 1958 y diciembre de 1959. (Archivo Histórico de Ibagué. Memoria del Ministro de Gobierno al Congreso de 1959. Amaya Ramírez, Guillermo. Imprenta Nacional, Bogotá, D. E. Págs. 73 a 77). El mes con más muertes violentas del año 1958 fue abril, con 562 decesos, un promedio diario de 18.7 muertes trágicas. Según la fuente oficial, los meses más despiadados del año 1958 en Huila fueron, en su orden: noviembre (50 asesinatos), julio (26 homicidios), y septiembre (21 crímenes). Durante el mes de fiestas  bajó el número de acciones impulsivas en la región. En junio hubo 16 homicidios. Entre enero y julio del año en mención, el departamento de Tolima registró 1.074 muertos, constituyéndose en la región más azotada por la violencia política. Entre agosto y diciembre del mismo año, el departamento de Caldas registró 489 muertes violentas y fue la región más perjudicada. El departamento del Huila, que junto a Tolima, Caldas, Cauca y Valle, se encontraba en estado de sitio, registró 148 muertes violentas durante 1958; 40 víctimas pertenecientes al Partido Conservador, y 66 de filiación liberal. De otras filiaciones políticas fueron asesinadas 42 personas. (Archivo Histórico de Ibagué. Op. cit. Págs. 73 a 77).

Las cuadrillas conservadoras actuaban en el Occidente y Norte del Huila y eran comandadas por Héctor Pérez Gonzáles (El Renco), Lucas Gutiérrez (Matallana) y Amadeo Rodríguez (Matamundo). Las guerrillas liberales comunistas actuaron en Marquetalia-ElCarmen, El Pato-Vegalarga-Balsillas-Algeciras, Guayabero-Baraya-Tello y Río Chiquito-Tesalia-Nátaga-Iquira. Hacían parte de las guerrillas: Manuel Marulanda Vélez (Tirofijo), Charro Negro, Richard, Martín Camargo, Januario Valero (Oscar Reyes), Rapidol, Maravilla, Diamante, Joselo y Ciro Trujillo. Integraban las guerrillas de Los Limpios: Leopoldo García (Peligro) y Jesús María Oviedo (General Mariachi).

Algunas autoridades municipales, sin argumentos sólidos y evadiendo sus responsabilidades partidistas, sentenciaron que la violencia política de los años 50, pervivió entre campesinos enfrentados por viejos odios políticos. El discurso oficial, además, consideraba que no había arma más venenosa y rencorosa que la venganza política: “En el campesino esa venganza es extrema”. (Archivo Histórico de San Agustín. Gobernación del Huila. Juzgado de garantías sociales, sección justicia, Neiva. Folio 48v).

El gobierno de Guillermo León Valencia había expedido el Decreto 1718 de septiembre de 1958 mediante el cual se crearon cinco comisiones especiales de rehabilitación en Colombia. Mediante Decreto 323 de septiembre de 1958 el gobierno nacional instituyó la oficina de rehabilitación en el Huila.

En 1959, según las estadísticas del Gobierno nacional, se registraron en Colombia 1.669 muertes violentas en el periodo comprendido entre los meses de enero y septiembre; 351 crímenes en el mes de mayo. En el Huila, entre los meses de enero y agosto, hubo 20 asesinatos por confrontaciones partidistas. El mes más sangriento en la región fue marzo con 6 homicidios. El departamento de Tolima, con 436 muertes violentas, volvió a constituirse como la región más castigada por la violencia bipartidista.

El profesor William Fernando Torres Silva, describe el contexto regional del Huila, referido en los párrafos anteriores: “…en los 50 y mediados de los 60, los gobiernos y las fuerzas en lucha por el poder continuaron generando una comunicación no transparente y desviada que se centraba, en especial, en elaborar mensajes para encubrir sus intenciones y con los que pretendían manipular y adoctrinar a las masas o confundir a sus enemigos. Torres Silva agrega que se desintegraron las pautas que regían los tejidos sociales y se rompieron los vínculos entre generaciones”. (Torres Silva, William Fernando. Catálogo de naves aqueas. Introducción lineal a un campo estratégico del conocimiento en las llamadas sociedades periféricas. Universidad Surcolombiana, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Neiva, marzo de 2000).

Entre lo sagrado y lo profano 8 1 julio, 2023
Las músicas tradicionales están en las memorias colectivas de influencias caucanas.

Calma chicha en las fiestas de San Pedro

En 1952, según el Anuario General de Estadística (1951-1952), en Huila había una radiodifusora que transmitía algunos programas durante 16 horas diarias. La estación emitía un radio-periódico en el día y una hora de música clásica. El concepto de nación se proponía desde la emisión de músicas colombianas en géneros de pasillo y bambuco. (Archivo Histórico de Ibagué. Anuario General de Estadística (1951-1952), Pág. 402).

La primera referencia con relación al cubrimiento periodístico de las fiestas de junio en Huila a través de la radio, data de 1959. (Hernández Riveros, Gustavo. Archivo personal. Radio Neiva. Libreto de la sección Atalaya, comentario del periodista Rodrigo Linares, 8 de julio de 1959). Periodistas y locutores dirigidos por Hernández Riveros, se apoyaban en libretos mecanografiados con apuntes a mano alzada entre los renglones y que les permitían narrar los eventos folclóricos a las audiencias nacionales. Utilizaban sistemas de comunicación prestados por el Batallón Tenerife, para originar las transmisiones desde el Río Magdalena y el estadio de baloncesto Roberto Urdaneta Arbeláez en Neiva.

Entre lo sagrado y lo profano 9 1 julio, 2023
Las músicas campesinas y sus narrativas sobreviven entre los relatos modernos.

En 1967, las transmisiones de las fiestas a través de la radio en Neiva, se ocuparon del desfile acuático que inició en el sector de Los Dujos. Las representaciones mitológicas encabezaban el festejo e incluían las figuras de El Poira, El Mohán y El Taitapuro. A propósito, la profesora Susana Friedman ha dicho que “No se puede asegurar que danzas como Los Matachines, El Gallinazo o Los Chulos sean indígenas”. Pero la investigadora deja abierta la posibilidad de que tengan su influencia ya que los indígenas, podían participar en celebraciones como el Corpus Christi en el Guamo y la fiesta de San Juan en Natagaima. Es en esos contextos en donde se ejecutan estas danzas. (Las fiestas de junio en el nuevo reino. Bogotá D.C. Edición conjunta del Instituto Caro y Cuervo y del Patronato Colombiano de Artes y Ciencias. Editorial Kelly. Bogotá, 1982).

Corresponde a los científicos sociales indagar cómo la institucionalidad aprovechó las fiestas de junio para mermar la incidencia de la pugnacidad ideológica, sobre todo entre las décadas del 50 al 70 del siglo XX. Finalmente, los estudiosos de las Ciencias Sociales, especialmente historiadores, sociólogos y antropólogos, deberán establecer con cierta precisión cómo la guerra bipartidista afectó las tradiciones, las festividades, la identidad sonora y la tradición oral.

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