Gustavo Hernández Arbeláez conserva con especial aprecio el archivo periodístico que dejó su padre Gustavo Antonio Hernández Riveros. En cuartillas escritas a máquina está la memoria episódica de una fiesta popular contada a través de Radio Neiva.
Por OLMEDO POLANCO, profesor Universidad Surcolombiana
Ni el devastador terremoto del 9 de febrero, ni la violencia bipartidista apaciguaron los ánimos fiesteros en junio de 1967.
El alcalde de Neiva Rafael Azuero Manchola aprovechaba los micrófonos de Radio Neiva para ampliar el contenido de una carta que en días pasados había enviado al presidente Carlos Lleras Restrepo. Exponía la “caótica situación” de la ganadería en el Huila. El alcalde comprometía al Presidente de la República para que las entidades crediticias del orden nacional ampliaran los plazos en los cronogramas y compromisos de pagos suscritos por comerciantes y empresarios de la ciudad. El Huila estaba impactado por la crisis económica generada por el sismo de 1967.
Con relación a la confrontación bipartidista, el investigador José Jairo González Arias, advierte que la región todavía soportaba los impactos de la cuarta fase de la violencia política que empezó en 1958 y se prolongó hasta 1966. (Gónzález, José Jairo. La violencia en el Huila 1946-1966. En: Historia General del Huila. Págs. 303-456).
El conservador Álvaro Gómez Hurtado había llamado la atención del país, desde el Congreso de la República (octubre de 1961), sobre la creación de “repúblicas independientes” en los territorios de Tolima, Cauca, Meta, Caquetá y Huila. Para la dirigencia conservadora que se pronunciaba desde Bogotá, las repúblicas independientes eran territorios tomados entre 1955 y 1956 por las columnas de marcha, grupos de liberales, comunistas y campesinos que huían de la violencia y buscaban refugio en los departamentos de Huila y Meta, y que posteriormente se desplazaron hacia el Caquetá. De acuerdo con el investigador González, la última columna de marchas se había propuesto llegar hasta Guayabero, luego de pasar por Colombia (Huila), atravesando territorios conservadores.
La ciudad de fiesta
El calor de junio de 1967 arropaba a neivanos y visitantes alrededor de las fiestas. En el sector de Los Dujos se habían congregado centenares de personas que esperaban el desfile acuático con las reinas nacionales. Las representaciones mitológicas encabezaban el festejo. El Poira, El Mohán y El Taitapuro, danzaban al frente. Detrás de ellos las representantes de Atlántico, Antioquia, Barranquilla, Bolívar, Córdoba, Cundinamarca, Guajira, Huila, Meta, Putumayo, Santander y Tolima.
A través de Radio Neiva, los locutores leían las cuartillas periodísticas escritas el día anterior por su director Gustavo Antonio Hernández Riveros. Hacían “maromas” para evitar que el agua del Río Magdalena mojara los textos mecanografiados.
La embarcación “Ciudad de Neiva”, propiedad de Vicente Montenegro, se deslizaba sobre el Río Magdalena. El navío hacía parte de la oferta turística de la ciudad. “Desde aquí los visitantes pueden apreciar cómo se funden los paisajes aún rurales con la ciudad que crece a sus orillas”, decía el locutor. “Estamos transmitiendo sobre balsas rústicas, de simple balso, comandadas no por el oficial de la Marina sino por el boga sencillo, que es piloto de canoa”, anunciaba el locutor a través del sistema de radiocomunicaciones prestado por el Batallón Tenerife. En seguida una descripción del boga: “…remador incesante, experto en el serpenteo para eludir las rocas, abrazado por el sol. Esos brazos musculosos, de acordes movimientos, moverán las balsas donde viajarán en algunos minutos, desde Los Dujos y hasta el puerto central de Neiva, a la altura de la calle 12, las reinas del Bambuco”. La transmisión radial elogiaba a las beldades y bailarinas de ritmos autóctonos “…que han hecho grande esta fiesta huilense y colombiana. Se deslizarán sobre las espumas que llevan el mensaje de fraternal amistad a numerosas regiones del país, a través de Radio Neiva y la Cadena Radial Colombiana”.
Los libretos de Radio Neiva cuentan los perfiles de las reinas. Desde el sector de Los Dujos, en el Sur de Neiva, los periodistas y los locutores con las reinas y los bogas. Enclavada en el corazón del departamento y en el paréntesis que forman las cordilleras central y occidental, se encuentra la ciudad de Popayán, altiplanicie donde se asienta la ciudad. De esa geografía viene Victoria Eugenia Garrido. Desde Bogotá, capital de la República, con nosotros la señorita Gloria Londoño Arango. La reina era jefe de relaciones públicas de la Revista Mujer. Desde Cartagena, nido de leyendas, tierra de la linda soberana Cila Piñeres Vergara. La reina Martha Lucía Casas Bueno había llegado a Neiva para representar al departamento de Cundinamarca. El departamento del Magdalena está representado por la encantadora Miriam Valencia Abdala. Evocamos entonces los perfiles de su tierra, Santa Marta, la noble ciudad atlántica, su mar eternamente azul y el rumor musical de sus palmeras.

El maestro del periodismo en Neiva
El periodista Gustavo Antonio Hernández Riveros, nacido el 2 de mayo de 1926 en Restrepo (Meta), había llegado a Neiva para ocupar, entre los años de 1956 y 1959, los cargos de secretario de Gobierno municipal, secretario de Hacienda municipal, Tesorero y Contralor municipal. Al finalizar la década del 60 fue administrador de la emisora Radio Neiva y meses después director de los informativos Neiva al día, Sucesos y comentarios y Agrohuila. Hernández Riveros ocupó el cargo de administrador de Radio Neiva por ofrecimiento del médico y dirigente político regional Rafael Azuero Manchola, durante el gobierno seccional de Felio Andrade Manrique. Azuero Manchola había comprado la emisora en el año 1957.
Entre los años 1947 y 1949, Hernández Riveros, joven de 23 años de edad, fue secretario del Concejo municipal de San Agustín (Huila). En 1950 ocupó el cargo de secretario de la Alcaldía en el mismo municipio del sur del Huila. Luego fue nombrado secretario de la Alcaldía en el mismo municipio. San Agustín. (Archivo personal. Oficio de diligencia de posesión, junio 13 de 1947. Copia tomada del original el día 13 de agosto de 1974).
El desfile callejero
Durante el recorrido por las principales calles de Neiva, el narrador transmitía “el derroche de alegría” de las gentes venidas desde los barrios. Recordaba el singular evento de la noche anterior. El desfile del “Tren de la alegría” era una contribución fiestera de los habitantes de Aipe que habían cruzado el Río Magdalena para llegar hasta el municipio de Villavieja y allí abordar el tren que los traería hasta Neiva. El locutor informaba que el desfile había llegado a Neiva escoltado por los dos vehículos de transmisión que usaba la cadena radial CARACOL. Hacía referencia a los dos automotores de colores rojo y aguamarina que apoyaban la transmisión. “Tuvimos una transmisión exclusiva que a las siete de la noche sacó a las familias de sus residencias, visitantes de los hoteles y hasta de los cafés y los clubes, para presenciar el paso de la vieja locomotora y sus vagones perezosos. Bien por la capital del oro negro (Aipe), que nos deparó la primera oportunidad de batir de hit, de anotarnos un triunfo sin precedentes en éstas transmisiones”, decía con orgullo en periodista radial.
Bambucos y sanjuaneros en la radio
Radio Neiva invitaba a visitar el Huila y a integrarse en sus fiestas de junio. Consideraban los locutores de Radio Neiva que todos los caminos conducían a la capital opita. “Tenemos buenas vías hacia la capital del bambuco. Tenemos un formidable camino real que bien los puede traer desde la selva caqueteña o desde la enigmática San Agustín”, decía la voz entonada como si leyera un comercial. “Pueden venir desde la colonial Popayán o desde la capital de la República”. Enseguida el narrador introducía el tema musical que según él, representaba la geografía física de un pueblo laborioso, de culturas populares altivas y alegres. El control emitía desde el máster central el Bambuco “Camino real”, de José Ignacio “El Papi” Tovar. “Allá en el camino real está el rancho’e mi negrita, la que me hace poner triste, la que las penas me quita…”.
Versos y rajaleñas al aire
El poeta Guillermo Montenegro Azuero era colaborador frecuente de Radio Neiva. En la transmisión radial el locutor entonaba las creaciones literarias inspiradas en “los acaeceres domésticos” de la ciudad. Los versos describen la fiesta de junio: “San Pedro es fiesta muy buena/en esta tierra neivana,/porque se come marrana/y se baila la verbena./El espíritu se alegra,/y hasta se besa la suegra/cuando al obrar la cerveza/se trastorna la cabeza./Se vuelve amante la ingrata/y a cualquier farsante acata”.
Los locutores también leían el coplerío del rajaleña como recursos literarios. “Yo no me caso con viuda, aunque la vistan de seda, porque mula que otro amansa, algún resabio le queda. Si mi prima fuera cuerda, yo en mi tiple la pusiera, y la templara y la templara, aunque ella mi prima fuera”.
De la publicidad que ayudaba a financiar las transmisiones de las fiestas a través de Radio Neiva, dos botones de muestra: “Y ahora aseguremos. Aseguremos el futuro familiar, la tranquilidad personal, la alegría en el hogar. Aseguremos el número de la suerte en un billete de la Lotería del Huila, la más acreditada del país, porque siempre paga”. “Y que venga el aguardiente anisado, típico de esta tierra calentana. Un agradable aguardiente, de nuestra industria Neivana”
Finalmente, las transmisiones de las fiestas acudían a la puyas para referirse a la crisis económica. “El capital y el trabajo/son una razón social/que nivela por lo bajo/de manera capital./Y esa razón poco grata/es preciso definirla:/el capital, es la plata,/y el trabajo… ¡conseguirla!” Las prácticas políticas clientelares no pasaban desapercibidas en las transmisiones de Radio Neiva: “Es el reír del político/una función displicente,/que muestra el colmillo típico/siempre al sol que más le caliente” ¡Que viva San Pedro!