Versículos de la Biblia
Deuteronomio 15:10 Sin falta le darás, y tu corazón no estará descontento cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos y en todo lo que emprendas.
Malaquías 3:10 Traed todo el diezmo al alfolí para que haya alimento en Mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición tal que no haya donde quepa.
Palabras del ministerio
(Parte 3 de 3)
Animo a los jóvenes en particular, a que aprendan a dar una porción de sus ingresos al Señor. Jóvenes, ustedes deben empezar esto inmediatamente después de graduarse, cuando comiencen a trabajar. Den al Señor una porción del primer sueldo que reciban. Puedo testificar que cuando yo era joven, practicaba esto. Cuando recibí el primer sueldo, aun siendo un estudiante pobre, aparté una porción para el Señor. Quizás algunos de nosotros nunca hayamos considerado esto. Por lo tanto, animo a todos los santos, especialmente a los jóvenes, a que den al Señor una porción del dinero que ganen. Si hacemos esto, aprenderemos a manejar nuestro dinero apropiadamente.
Los que dan al Señor fiel y regularmente pueden testificar que cuanto más dan, más reciben. Para nosotros los cristianos, ser ricos es dar. La manera de recibir es dar. El Señor mismo dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, se os volverá a medir” (6:38). Aquí vemos claramente que dar es la manera de recibir.
Según las estadísticas que he estudiado y los testimonios que he oído, cuanto más damos al Señor, más podemos dar. Por ejemplo, si usted da el diez por ciento en un año, el año siguiente podrá dar el veinte por ciento. Si usted es fiel en dar una suma más alta, podrá dar aún más el año siguiente. El principio radica en que cuanto más demos, más podremos dar. Cuando algunos oigan estas palabras acerca de la fidelidad y de dar, tal vez digan que no tienen suficiente fe para dar regularmente. En realidad, esto no es un asunto de fe, sino de práctica, y nuestra práctica se basa en la fe del Señor y en Su fidelidad