Versículos de la Biblia
Lucas 7:12-15 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella una considerable multitud de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Palabras del ministerio
Este caso fue único en su género por la miseria que describe: el hijo único de una viuda era llevado en un féretro. La compasión del Salvador también fue única en su género en Su amor y condolencia para con ella. Se ofreció en Su tierna misericordia Su poder de resurrección para levantar de la muerte al hijo de la viuda, sin que se le pidiera. Esto indica Su comisión única, que consiste en venir para salvar a los pecadores perdidos (19:10), y muestra el alto nivel de Su moralidad, que como Salvador-Hombre, salvó a los pecadores.
El Salvador-Hombre en Su compasión habló con la viuda y tocó el féretro. Ella no le pidió que hiciese estas cosas. Pero viendo la situación, Él inició el acto que hizo que el hijo muerto resucitara. Para la gran sorpresa de los que estaban presentes, el Señor inició este acto conforme a Su virtud humana. ¿Qué le hizo compadecerse? Su virtud humana lo hizo compadecerse. Luego en Su virtud humana se expresaron Sus atributos divinos cuando Él resucitó al joven de la muerte.
Otra vez vemos que el Señor Jesús está lleno de las virtudes humanas y de los atributos divinos. Vemos la expresión de los atributos divinos del Salvador-Hombre en Sus virtudes humanas, al resucitar Él al hijo muerto y al entregarle a su madre.