Versículos de la Biblia
Hechos 19:23-28 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Artemisa, daba no poca ganancia a los artífices; a los cuales, habiendo reunido, y con ellos los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra prosperidad; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Artemisa sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Artemisa de los efesios!
Palabras del ministerio
Artemisa, la diosa de los efesios. Para los romanos ésta era la diosa Diana. La fabricación de estos templecillos era un oficio sucio y demoniaco. En realidad, los que practicaban ese oficio cooperaban con los demonios en la obra de poseer y usurpar a la gente para el reino maligno de Satanás (Mt. 12:26). Tras el culto a los ídolos estaban los demonios, los cuales instigaron el escándalo en contra del apóstol, a fin de perturbar e impedir la predicación del evangelio. Se trataba de una lucha de Satanás en contra de la propagación del reino de Dios en la tierra.
En Éfeso, la predicación de Pablo era tan prevaleciente, que provocó que las personas hablaran de los ídolos que había en esa ciudad. Los artesanos temían que su negocio fuera a desacreditarse, y a causa de ello, se produjo un disturbio no pequeño.
En cierto sentido, Pablo fue un perturbador cuando estuvo en Éfeso. Antes de su llegada, la ciudad estaba tranquila y todos adoraban al ídolo de Artemisa, pero la presencia de Pablo en esa ciudad provocó un gran disturbio. Él ni siquiera habló en contra de la diosa Artemisa; sin embargo, su ministerio era tan prevaleciente que conmocionó a toda la ciudad, generando un impacto social. Esto indica que si decidimos permanecer en cierto lugar, nuestro ministerio deberá ser tan prevaleciente, que produzca una reacción semejante