Versículos de la Biblia
1 Corintios 3:6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
1 Corintios 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
Palabras del ministerio
(Parte 1 de 2)
La iglesia es tanto la labranza de Dios como Su edificio. Sabemos que el objetivo de una labranza es producir alimentos comestibles, mientras que un edificio es una estructura de materiales. Al parecer, la labranza no tiene nada que ver con el edificio, pues produce alimentos comestibles, y no materiales para edificar. Nadie construiría una casa con el producto de una labranza. Al parecer, dicho producto no es útil para edificar. No obstante, la labranza del versículo 9 produce el edificio. Lo que se produce en la labranza sirve para el edificio.
Todos los miembros de la iglesia son plantas que crecen en la labranza de Dios. Ellos son plantados por los ministros de Cristo, colaboradores de Dios, regados por otros ministros, también colaboradores de Dios, y crecen en vida en virtud del propio Dios. Nosotros no llegamos a ser miembros de la iglesia de la manera en que las personas se unen a un club social; a nosotros se nos plantó en la iglesia. En el versículo 6 Pablo dice: Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios . Pablo plantó a los creyentes de Corinto en la iglesia, la labranza de Dios, a fin de que ellos cultivaran a Cristo.
Ser plantas en la labranza de Dios es muy significativo. En una labranza no se necesitan maestros que instruyan las plantas. Estas crecen sin que nadie les diga que lo hagan ni cómo lo hagan. No obstante, en los círculos cristianos de hoy, a las plantas se les enseña demasiado. En realidad, ni siquiera se les considera plantas, sino estudiantes, aprendices. Antes de venir a la vida de iglesia yo era un estudiante de las asambleas de los Hermanos. Pese a que aprendí mucho acerca de la Biblia, era un moribundo porque me faltaba la vida. En lugar de vivir como planta, vivía como estudiante. Me preocupa que aún en algunas iglesias locales lo que haya sea una escuela y no una labranza. Tal vez se enseñe mucho a las plantas, pero se les riegue poco. Todos debemos llevar la vida de iglesia tal como lo que es, una labranza donde se planta, se riega, se cultiva y se poda. Debemos aprender cuándo regar a los santos, cuándo alimentarlos y cuándo podarlos.