Versículos de la Biblia
Marcos 1:31-34 Entonces Él se acercó, y la levantó, tomándola de la mano; y la fiebre la dejó, y ella se puso a servirles. Al atardecer, puesto ya el sol, le trajeron todos los enfermos y los endemoniados; y toda la ciudad estaba agolpada a la puerta. Y sanó a muchos que padecían diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no permitía a los demonios hablar, porque le conocían.
Palabras del ministerio
La fiebre puede referirse al mal genio desenfrenado, el cual es anormal. La enfermedad resulta del pecado y es una señal de la condición anormal del hombre delante de Dios a causa del pecado. La cuarta cosa que hizo el Salvador-Esclavo, como parte de Su servicio evangélico para rescatar a los pecadores, fue sanar física y espiritualmente su condición enferma y restaurarlos a la normalidad para que le sirvieran a Él (1:34).
Todos los seres humanos caídos están enfermos; muchos lo están físicamente, pero todos están enfermos espiritualmente. Por esta razón, debemos aprender a predicar el evangelio y enseñar la verdad como médicos, lo cual implica que al enseñar y predicar debemos prescribir a las personas una receta celestial, un medicamento divino para que sanen. Todos los santos que están entre nosotros deben aprender a predicar el evangelio y enseñar la verdad de tal manera que la gente sane. Mientras enseñamos y predicamos, debemos inyectar en las personas el medicamento espiritual que las sanará.