Lunes, 28 Agosto 2023 00:00

LA PAZ DE DIOS NOS GUARDA

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Versículos de la Biblia

Filipenses 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Juan 14:27 La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Palabras del ministerio

El resultado de poner en práctica nuestra unión orgánica con el Señor es disfrutar la paz de Dios, la cual guarda nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús (v. 7). De hecho, la paz de Dios es en realidad Dios mismo como paz (v. 9), quien se infunde en nosotros mediante la comunión que tenemos con Él en oración. Esta paz contrarresta todos los problemas, y es el antídoto contra los afanes (Jn. 16:33).

A menudo las malas noticias o las situaciones adversas nos ocasionan preocupación y ansiedad. Pero cuando oramos y tenemos comunión con Dios, disfrutando la unión orgánica que tenemos con Él, recibimos el antídoto contra la ansiedad. Entonces, espontánea e inconscientemente la paz de Dios se infunde en nuestro interior. Dicha paz contrarresta las aflicciones y viene a ser el antídoto contra la ansiedad. Por experiencia podemos decir que este antídoto se obtiene mediante la oración, a medida que se infunde en nosotros la paz de Dios. El hecho de que la paz de Dios contrarreste las aflicciones no significa que éstas desaparecerán. Sin embargo, aunque las aflicciones permanezcan, existirá un contrapeso. Y aunque el veneno de la ansiedad aún se encuentre en nuestro ser, ahora poseemos un antídoto, a saber, la paz de Dios, la cual ha sido infundida en nuestro ser por medio de nuestra comunión con Él en oración. Cuando disfrutamos a Dios como nuestra paz, experimentamos tranquilidad interior.

El verbo “guardará” también puede traducirse “montar guardia”. El Dios de paz patrulla continuamente nuestros corazones y pensamientos en Cristo La paz de Dios guarda tanto nuestro corazón como nuestros pensamientos, lo cual significa que, en Cristo Jesús, la paz de Dios patrulla y monta guardia en nuestros corazones y pensamientos, tal como un centinela vigila un lugar yendo de un lado a otro. De esta manera, Él nos calma y nos tranquiliza. Y aunque nos sobrevengan muchos problemas y afanes, nada nos perturbará. Por experiencia sabemos que cuando la paz de Dios se infunde a nosotros, nos mantiene tranquilos.

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