Viernes, 25 Agosto 2023 00:00

SER UN BUEN COMPAÑERO DE YUGO

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Versículos de la Biblia

 

Filipenses 4:3 Sí, y a ti también, verdadero compañero de yugo, te pido que las ayudes, pues ellas combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.


Palabras del ministerio
En Filipenses 4:3 Pablo usa la expresión “compañero de yugo”. Antiguamente los campesinos solían unir dos bueyes a su arado. De ahí que la expresión “compañero de yugo” implica el hecho de estar unidos bajo el mismo yugo, con el fin de llevar una carga común. Pablo buscaba un verdadero compañero de yugo cuando escribió su carta a los filipenses; él buscaba a alguien que estuviera dispuesto a llevar la misma carga que él llevaba y que estuviera bajo el mismo yugo. Si no invertimos toda nuestra energía en buscar a Cristo, en realidad no estamos bajo ningún yugo. Por el contrario, seguimos muy libres en nuestra manera de pensar. Pero si verdaderamente estamos bajo yugo, ciertamente pensaremos como Pablo. Las personas que no estaban bajo el mismo yugo de Pablo, no podían ayudarle a solucionar el problema que existía entre Evodia y Síntique. El apóstol Pablo sentía la carga de ayudar a estas dos hermanas a que tuvieran el mismo sentir en cuanto a seguir a Cristo con miras a ganarlo y experimentarlo. Puesto que él se encontraba en una cárcel romana, muy lejos de Filipos, necesitaba encontrar en esa ciudad a alguien que estuviera dispuesto a ser su compañero de yugo y a compartir su misma carga. Entre los santos de Filipos, Pablo esperaba que por lo menos una persona tuviese su misma actitud de seguir a Cristo. Puesto que estaba bajo yugo, Pablo no era libre de pensar a su manera. Su mente se encontraba bajo el yugo de Cristo, lo cual le hacía tener un solo y único pensamiento.

El apóstol Pablo deseaba seguir a Cristo al máximo; deseaba seguirlo como diera lugar y sin considerar el precio. Este era su pensamiento, lo cual indica que su mente se encontraba completamente bajo el yugo de Cristo. El no tenía la libertad de pensar en otra cosa que no fuera Cristo. Su mente se hallaba bajo el yugo de Cristo, en Cristo y con Cristo. Por tanto, al escribirles a los filipenses, él esperaba encontrar por lo menos a un creyente que estuviera dispuesto a colaborar con él y a ayudar a estas dos hermanas a que tuvieran un mismo sentir. Por esta razón, él concluyó esta epístola con una nota muy práctica.

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