El llanto y los temblores suelen ser señales de profunda desnutrición. Por supuesto también se presenta una notoria debilidad e inactividad, una obvia reacción del organismo en el intento por preservar las pocas reservas de energía en el cuerpo. Es lo que muchas veces algunos llaman la “pereza” de los pobres.
La leche y el arroz son – entre otros- dos elementos claves de la dieta básica alimentaria de muchos pueblos en el planeta. Ambos están en riesgo de escasear en el país o ser sustituidos por importaciones.
Ayer conversamos con Arcesio, un hombre de trabajo, productor de arroz de un municipio del Huila. Tercera generación de gentes del agro, con el abuelo y el padre aprendió el oficio. Sembrar y cosechar son la esencia de su vida. Como muchos, ilusionado con las promesas del candidato, hoy presidente, de apoyar sin reservas al agro, sembró algodón y perdió, sembró maíz y perdió, esperanzado aún, retornó al arroz y también perdió. No me atreví a preguntarle cuánto puede aguantar o hasta cuándo. Me figuro que a estas alturas el molino o los bancos deben estar apretando para que pague los créditos. Ha trabajado sin descanso, pero ahora tiene menos que cuando inició.
Me confesó que al igual que muchos arroceros amigos del gobierno y otros no tanto, han decidido concentrarse el próximo lunes 3 de febrero frente a las instalaciones del Ministerio de Agricultura para reclamar medidas que mitiguen la crisis y eviten la quiebra de los productores de arroz. Los dueños de los molinos están pagando un precio por carga que no cubre los costos de producción excusándose con las reservas que acumulan aprovechando compras que hacen de cereal subsidiado de otros países.
En pocos años además de las importaciones de los países de la CAN, podrán continuar entrando las cantidades sin límite de arroz norteamericano y sin impuesto alguno. El acabose, así será imposible competir y no valdrá la pena insistir en el cultivo. Es la reedición de la historia del sorgo, la soya, el algodón y otros cultivos que cumplieron la hora de defunción en el pasado.
La crisis, con sus desastrosas consecuencias, arrasa a los productores y el gobierno en lugar de ofrecer soluciones continúa con promesas que no va a cumplir: la industrialización de los productores o con pretextos: que le negaron la segunda reforma tributaria con la que iba a recaudar menos del 2% del presupuesto aprobado para el 2025 y por ello se truncaron todos sus artificiosos anuncios.
Me temo que la movilización social nuevamente tomará las calles, ahora para exigir el cambio y seguridad alimentaria que se ofreció y se birló.