Ojos nuevos para leer el mundo y vivirlo
Estamos llevando la vida amenazada por la Covid-19 y el cambio climático, lo cual genera incertidumbre y ansiedad. Esta situación nos invita a repensar y cambiarlo todo. Nos obliga a leer el mundo con nuevos ojos, nos plantea como imperativo la apropiación de la ética del cuidado como paradigma universal, para asumir la responsabilidad del cuidado de nosotros mismos, de los demás y de la Madre Tierra.
Si no comprendemos que el mundo es una red de relaciones en las que nos sentimos inmersos, es difícil cimentar la responsabilidad, la solidaridad y la empatía como deberes éticos que conlleven la búsqueda del bienestar social de todas las personas y como valores claves de la convivencia y construcción democrática.
De igual manera, si continúa la actitud negacionista frente al cambio climático por parte de muchos líderes y gobernantes de países contaminantes, como es el caso Trump en EEUU para citar un solo ejemplo, y de todos los que llevamos estilos de vida caracterizados por el elevado consumo, este cambio climático comprometerá la existencia humana. Como dicen los expertos, lo transformará todo en nuestro mundo. Habrá resurgimiento de pandemias, grandes ciudades terminarán ahogadas bajo el agua, culturas antiguas serán tragadas por el mar, nuestros hijos e hijas pasarán gran parte de sus vidas huyendo y tratando de recuperarse de violentos temporales y de sequías extremas.
Hay muchas señales de alerta, pero lo más triste es que no detenemos la contaminación ni las emisiones globales. Es como echar gasolina para acelerar el incendio que arrasará con nuestra casa colectiva. Este desalentador futuro implica para los grandes consumidores cambiar los estilos de vida y cómo funcionan nuestras economías. Sin embargo, el palo en la rueda para avanzar en este sentido, como lo afirma Naomi Klein, son las élites minoritarias que mantienen un particular dominio sobre nuestros procesos políticos, nuestras economías soportadas en el extractivismo, en el fundamentalismo del mercado que se ha convertido en el mayor enemigo de la salud planetaria y el papel de los grandes medios de comunicación que legitiman las actuaciones de las mencionadas élites.
El desafío hoy es convencernos de que tenemos que pensar de manera distinta para que los cambios sean posibles, es importante que se arraigue y adquiera protagonismo una visión del mundo soportada en la ética del cuidado, que nos permita ponernos en el lugar de los otros , que contribuya con la construcción de un mundo más justo, más femenino y sostenible, que avance hacia la disminución de la contaminación y las cifras de carbono atmosférico que generan el efecto invernadero, que permita la implementación de reformas sensatas como una renta básica para todos y todas, y el reconocimiento real de los pueblos indígenas a proteger inmensas partes del mundo de la extracción contaminante.