Domingo, 07 Octubre 2018 00:00

Fragmentos de la historia: Un camino imposible en invierno

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De  regreso al terruño luego de una ausencia prolongada la nostalgia se convierte  en una  inmensa alegría, los recuerdos se agolpan en nuestra mente, de anhelos interminables,  de curiosidades, queriendo indagarlo todo,  y es precisamente en el trayecto después de Charco del Oso al descender a nuestro Valle de Laboyos que decimos: “Gracias a Dios, por fin llegamos”.

A medida que el camino se acorta vamos respirando el aire nuevo , que proviene de los nevados, del Caquetá y hasta del Amazonas, vamos dejando los pastizales de Pará del Cenegón, los frondosos árboles de Cachimbo a lado y lado de la vera de los que aún algunos  viven erguidos con el pasar de los años,  que plantados junto a profundas zanjas permitieron encausar las aguas del invierno convirtiendo esos lodazales en un carreteable que su trazo ha sido inmodificable.

Se pensó en una vía  que fuera desde este descenso hasta Pitalito en línea recta, el nivel freático,  los altos costos de la rectificación y la conservación de esta vía como una herencia  que la familia Muñoz Calderón   y en memoria  a don Ricardo Muñoz C. le hicieran a Pitalito, fueron  los argumentos que ante el  Ministerio del Transporte en el gobierno Pastrana Borrero, propusieran el entonces Gobernador del Huila, Héctor Polanía  Sánchez y el exgobernador  Dr. Leonte Muñoz Calderón.

Pitalito heredó esta importante vía sin darle por parte de sus gobernantes, crédito alguno, o condecoración póstuma por tan invaluables servicios a la comunidad Laboyana, bien valdría la pena de renombrar el “Museo Paisajístico  Ricardo Muñoz Calderón “; frente a la casa de la Hacienda de Venecia estableció un puesto de monta equino y vacuno, en  el que  se prestaba el servicio a los semovientes de los lugareños de la época con finos ejemplares de las razas inglesa y árabe, mejorando  las razas criollas hasta obtener el caballo Laboyano apreciado en nuestras ferias equinas. Con Don Leonidas Lara fueron los primero en traer la raza Cebú al sur del Huila.

El doctor Ricardo Olano, en sus memorias de la Comisión de Cultura Aldeana, cuenta que el 23 de febrero de 1.935 llegó de Timaná  a Venecia siendo recibido por Don Ricardo Muñoz Calderón,  entró  a saludar a su esposa Doña Matilde  Calderón  Tovar, y siguieron hasta el pueblo sentados cómodamente en el asiento delantero con el chofer.

La carretera de ocho kilómetros va por el antiguo camino el que en invierno se convertía en un lodazal continuo, hondo y peligroso, y que en ese entonces en el Huila se hablaba del pavoroso trayecto de pantanos donde se ahogaban los animales y los jinetes pasaban terribles aventuras y que en ocasiones se gastaba un día en tal recorrido a caballo, y que la construcción del carreteable se debe a Don Ricardo Muñoz C., hombre de gran energía y de elevado espíritu público quien consiguió del gobierno que le suministrara una volqueta y una cuadrilla de penados y con la gran colaboración de su primo el entonces Gobernador del Huila doctor Benigno Velasco Cabrera. El balastro fue sacado de la misma Venecia “La Mina “, en sus mulas se transportaba la gasolina desde Altamira  y vigilaba constantemente los trabajos y que esos salvadores ocho kilómetros le costaron al gobierno tan solo tres mil y pico de pesos por concepto de  vigilantes, herramientas etc… La carretera Nacional empalma con el tramo Venecia Pitalito en el año de 1938.

Contaba Enrique Cuéllar Calderón: A medida que avanzaba la obra se iban corriendo los toldos de tela parafinada a dos aguas montados sobre guaduas, donde se guardaba la herramienta, se pagaban los jornales y en mesones de tabla se servían los alimentos.  Y que tres jornales era el valor de un machete. La piedra se traía en cajoneras de madera en mulas y caballos con sillas de dos cabezas o de angarillas de la Mortiñaleña. Los puentes de las quebradas Aguadulce en el cruce a Guacacallo y El Guadual se construyeron de madera de Roble y con techo. Los diligentes trabajadores eran oriundos de la región, veredas El Mortiñal,  La Cabaña, Aguanegra, y una  cuadrilla de penados.

Don Ricardo Muñoz C., viaja a Bogotá con su hijo Leonte Muñoz Calderón como acompañante, a solicitar el préstamo de una de las volquetas asignadas a la vía Altamira- Florencia en el segundo semestre del año  de 1933

Alfonso Araujo fue Ministro de Obras en el gobierno de Olaya Herrera (1930-1934)

Benigno Velasco  Cabrera Gobernador del Huila (1934-1935)

Entonces las diligencias  y construcción  del carreteable, se realizan durante el gobierno de Olaya, ya que para el 23 de febrero de 1935 don Ricardo Olano y Don Ricardo Muñoz C., llegan cómodamente en la volqueta que se utilizó en la construcción de tan importante vía a Pitalito.

Se puede decir que  la inauguración de dicha vía  fue en los meses finales del año de 1.934.

Para diciembre de 1.936 ya existía la energía eléctrica proveniente de una planta establecida en Timaná.

Y en 1.938  empalma en   Venecia la carretera Nacional de Altamira a Pitalito.

Ricardo Muñoz Calderón.  28-09-1879 – 04-08-1951.

Bibliografía:

“El Huila de ayer visto por Ricardo Olano, breve reseña histórica del doctor Joaquín García Borrero y comentarios de Eduardo Unda Lozada.1935-1978 impreso por la Universidad Surcolombiana 1.978”. Y suministrados gentilmente por el Dr. Ricardo Muñoz Mejía,  tradición narrativa del Dr. Leonte Muñoz Calderón al historiador Eduardo Unda  Lozada.

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